En el Puente Rafael Urdaneta, en Maracaibo, Estado Zulia-Venezuela, es el segundo puente más largo en Latinoamérica, cuenta por 134 pilares que lo mantienen firme, las pilas 20, 21, 22, 23, 24, 25 y 26 son hermanas, tienen la misma altura, pero la Pila 21 es teóricamente el punto más alto y, además, es el centro del mismo.
El puente sobre el Lago de Maracaibo, como también se conoce, tiene una longitud de 8.678 metro. Seis de las pilas, de la 21 a la 26, poseen una estructura aérea de concreto de 92,5 metros, desde donde se amarra el puente, a través de un sistema de guayas ancladas en el fondo del lago. Su altura es de 45 metros y la profundidad de su base es de 60 metros.
Quienes han estado sobre el puente y cerca de las pilas, conocen las sensaciones que se viven en el lugar, como el viento sopla en él, de tal manera que parece empujar el cuerpo y produce un aullido en los oídos. También la estructura completa se mece, vibra y cruje ante el paso de los carros, que por su velocidad, cortan el aire con silbidos y estruendos.
Desde su inauguración, el 24 de agosto de 1962, el gigante de hormigón y acero ha sido testigo de cientos de suicidios a lo largo de su historia. La nefasta pila 21 es la preferida para realizar este acto. En su haber tiene centenares de víctimas tanto por encima como por debajo de ella. Muchos son los mitos y leyendas de tantas almas cobradas por la siniestra pila 21, lo cierto es que nadie ha logrado sobrevivir ante semejante caída libre.
Muchas son las suposiciones que se hablan sobre esta misteriosa pila y los siniestros sucesos que en ella ocurren. Tanto así, que la frase popular que se ha ganado este acto fatídico es “tirarse de la pila 21”, como una manera de expresar el fin último de quienes no encuentran solución a sus problemas. Sin embargo, a pesar de ser la más conocida para quitarse la vida, los registros revelan que no es la única que eligen para lanzarse.
Este lugar quedó marcado en la historia, como la zona de atracción para el encuentro entre los ciudadanos atormentados y la muerte, pero el motivo solo lo conocen aquellos que han elegido la nefasta medida. Es así como nadie ha podido descifrar el misterio, puesto que ninguno ha vuelto.
Los Bomberos INEA de Maracaibo, aseguran que no existe un registro formal de cuantos suicidios se ha ejecutado en el puente, sin embargo, conoce la bitácora del cuerpo con respecto a las mareas, a las corrientes y por dónde se van los cuerpos.
El teniente Contreras, afirma que si saltan por las mañanas, los cuerpos serán arrastrados a las riberas de El Bajo o a la Cañada de Urdaneta, mientras que si lo hacen por la tarde, se tardarán más en reflotar y seguramente llegarán a las orillas de Santa Rita.
Por otro lado, para Oscar Benedetti, el encargado de construir el puente, jamás se hubiese imaginado que tras la realización de su majestuosa obra de acero y cemento forjado, se fueran a tejer tantos misterios, que llegaron a crecer a lo largo de los años como hiedras en la memoria de quienes habitan de este lado del país.
Unos 60 metros hay desde cualquiera de las pilas del canal de navegación hasta el agua del Lago. Por esa razón advierten los expertos que es muy poco probable que una persona pudiera sobrevivir a la caída, aún no se halla con qué comparar el enorme golpe que recibe un cuerpo al entrar en contacto aguas abajo. Tal es el siniestro paso de las corrientes debajo del puente que a veces no hace falta saltar desde las pilas más altas.
Uno de los enigmas más controversiales es el hecho de que los suicidas van, en su mayoría, en el sentido Maracaibo/COL, donde se podría decir que la pila 21 es la más cercana a la cabecera que colinda con el municipio San Francisco. La proximidad alcanzaría a ser el impulso, sin embargo, existen casos donde las personas vienen en sentido contrario y pasan al otro lado para hacerlo desde el mismo lugar que muchos de sus predecesores.
Algunos de los casos más resonados:
El 26 de febrero del año 2005, Yelitza Rincón, una mujer de 36 años se lanzó de la pila 21. Sus familiares explican que dejó una nota en las que describía sus motivos, una deuda de 600 mil bolívares de los viejos, no la dejaba dormir en paz y optó por esta salida mortal.
El 29 de agosto de 2007, Cecibel Rivas, una mujer de 20 años decidió poner fin a su vida tras saltar inexplicablemente del mismo punto, hasta la fecha no se conocen las razones de tan extrema decisión, sin mencionar que ninguno de sus familiares aún no logran aclararlo.
Otro caso revelador fue el ocurrido el 6 de julio de 2011, Vicmar Gregorio, un pescador experimentado, intentó salvar a uno de sus compañeros, que se enredó en la red de pesca en las aguas debajo de la pila 21, en medio del intento se ahogan él y otros compañeros que lo acompañaban. El caso es que ninguno de sus familiares logró entender el hecho ocurrido ya que Gregorio anteriormente había salido ileso de situaciones bastante similares y mucho más peligrosas y acá es cuando se dice “se lo llevó la pila”.
El 7 de abril de 2013, Douglas Enrique Torres, un taxista de profesión, tomó la decisión de terminar con su vida al estrellarse contras las pasivas aguas del lago en esta pila letal.
También el 6 de junio de 2013, Alejandro Bohórquez, un ingeniero de 34 años, que se lanzó de esta siniestra pila y dejó una nota solo indicando a quién quedaría su carro, el mismo auto en el que viajaba cuando tomó la decisión de lanzarse, pero sin explicación del motivo de su acción.
Los últimos casos
El 22 enero de 2018, Cindy Fabiola Vera Urdaneta de 29 años se lanzó de la pila 22. Aún se desconocen los motivos, aunque se presume que fue por causas económicas.
Igualmente el 13 noviembre 2017, el comerciante Darwin José Suárez de 44 años, estacionó su auto a la altura de la pila 24, para ponerle fin a su vida. Estaba atormentado por amenazas y extorsiones.
También, el 29 mayo 2017, un sexagenario a bordo de un autobús, pidió detenerse para orinar y se lanzó de la pila 21. No portaba documentos de identidad y se desconocen los motivos.
Al parecer para muchos pueden que sean casualidades de que los actos, en su mayoría, ocurran en el mismo lugar del puente, pero para otros, la maldición de la pila 21 es una verdad que divaga por los rincones de la ciudad y el estado en general.
A pesar de que nadie ha podido dar respuesta a los hechos, puesto que de todos los que se han lanzado nadie ha podido sobrevivir, los episodios son diversos: desengaños amorosos, amenazas, extorsiones, deudas y el sentir de que no hay otra salida ni soluciones, han convertido a la Pila 21 en una macabra solución a sus problemas.
INFO/ noticialdia.com/
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