Ubicado en la parroquia Caricuao, el Parque Universal de la Paz ejemplifica la falta de interés del Estado en la resolución de problemas que amenazan tanto la vida de familias, el derecho de las comunidades a tener áreas de recreación y la conservación misma de uno de los pulmones vegetales de la capital del país
Las deudas del Estado venezolano con su ecosistema siguen en aumento. El Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, desaparecido el pasado 2 de septiembre, (al ser fusionado con el Ministerio del Poder Popular para la Vivienda y Hábitat, unión de la que nació el Nuevo Ministerio del Poder Popular de la Vivienda, Hábitat y Ecosocialismo), ha dejado en el limbo proyectos vitales para el resguardo de la vida de una población que crece en direcciones peligrosas.
Algunas comunidades, como las de Caricuao, nombrada parroquia ecológica en 2009, han luchado contra el letargo de las instituciones encargadas de prestar socorro en la preservación de sus áreas verdes; sin embargo, tantos esfuerzos no han garantizado la satisfacción de sus peticiones. Al parecer, dentro de las prioridades del Estado, especialmente del Instituto Nacional de Parques (Inparques), la conservación ambiental de las áreas vegetales y la prevención de construcción de viviendas en zonas de alto riesgo, no son prioridad dentro de la agenda de acciones a tomar.
El caso del Parque Universal de la Paz, ubicado en el sector El Pipe, sobre el cerro La Elvira, al suroeste de la capital, en la parroquia Caricuao; ejemplifica la falta de interés de estos entes en la resolución de problemas que amenazan tanto la vida de familias, el derecho de las comunidades a tener áreas de recreación y la conservación misma de uno de los pulmones de la capital del país. Las líneas que siguen servirán para aclarar la situación de un parque al que se le fue retirando gradualmente la seguridad, que ha sido incendiado continuamente desde 1994, y ha visto invadidas sus orillas por construcciones de viviendas desde el terremoto de 1964; situación que podría desembocar, dada la inestabilidad de sus terrenos, como dijo el ambientalista Luis González Guillén: “en una verdadera tragedia“. Actualmente, estas 240 hectáreas de sabana y bosques primigenios que se crearon para honrar la paz, son escenario de robos, incendios provocados, invasiones, consumación de ritos paganos, congregación de basura, y abandono.
1. Golpe de Paz
Helipuerto del Parque Universal de la Paz, año 1961.
Todo comenzó en el ocaso de la Guerra Fría, cuatro años antes del Caracazo, en 1985. Dentro de este ambiente de tensión, Erik Quiroga, ambientalista venezolano, le escribió a Ronald Reagan y a Mijail Gorbachov, una carta donde les propuso la creación de un parque de la paz en Washington y otro en Moscú. Su proyecto no se pudo materializar, así que lo trasladó, al conocer a Luis González Guillén, presidente en ese tiempo del Grupo de Rescate Ecológico “El Samán“, a Caricuao. Esta parroquia, viva en verdor, contaba con una cadena de pequeñas montañas que ya veían, desde 1967 (año del terremoto en Caracas,) la incipiente escalada de viviendas informales en sus faldas.
Helipuerto del Parque Universal de la Paz, año 2014.
Por ello, González Guillén, cronista de la parroquia, quien observaba con preocupación la construcción de casas en terrenos tan inestables y peligrosos, ofreció el terreno que hoy ocupa el parque como el escenario ideal para crear un área verdeprotegida que pudiera convertirse en un espacio de recreación donde “soñar sea posible“. Con este eslogan presentaron el proyecto a la comunidad de vecinos de la zona, y el 6 de septiembre de 1990, se crearía por decreto presidencial, el Parque Universal de la Paz, el más grande (con esta temática) de toda Latinoamérica.
Luego de su inauguración, 22 presidentes de países ubicados en distintos continentes, así como el príncipe Naruhito de Japón, el Director General de la UNESCO, Federico Mayor; la Primera Ministro de Noruega, Gro Harlem Brundtland; y autoridades locales, se trasladaron en distintas ocasiones a la capital del país para sembrar árboles emblemáticos de sus naciones en este parque venezolano. Gestado en 1987, este parque ideado para la paz, había pasado por dos golpes de Estado (uno en 1989 y otro en 1992), pero el verdadero golpe que tendría que soportar, le fue dado el 19 de marzo de 1994.
2. Incendios
En marzo de 1994, el Parque Universal de la Paz vivía su momento de mayor belleza. Adornado con banderas de los países que habían sembrado semillas en sus tierras, equipado con una biblioteca ecológica y casetas hechas de madera de samán, transitado por caminos construidos por la misma comunidad, esperaba este gigante vegetal su gran tragedia: el fuego.
“Sí, el 19 de marzo de 1994, comenzó el declive del parque“, comenta con pesar, su promotor, Erik Quiroga. Ese día fue la primera vez, luego de su inauguración, que el parque era incendiado intencionalmente. Luego de este momento, el episodio volvió a repetirse año tras año, hasta el presente. No importó cuánto trataron de recuperar el parque y volver a sembrar árboles, los incendios siempre volvían.
“Fue todo muy bonito, pero se politizó. Una vez que vino el gobierno de Caldera, se declaró enemigo del parque, porque ellos alegaban que ése era un parque de Carlos Andrés, lo que no era cierto“, refiere Quiroga. “La gente que hace las quemas tienen cédulas y son personas“, comenta González Guillén, albacea del parque, como él mismo se nombra. Luego de este incendio, señala que “la biblioteca la volaron con una granada. Sin la presencia de la Guardia, los malandros hicieron de las suyas. En este año que está terminando, el parque lo quemaron 15 días seguidos“, refiere indignado.
Cabe destacar que una de las razones por las que se producían estos incendios fue el gradual abandono del lugar por parte de la Guardia Nacional, que se consumó en enero de 2000, cuando no quedó nadie para vigilar al parque. Y a partir de ese momento, sus terrenos han estado en manos del hampa y los invasores.
3.La incógnita Inparques
Es válido preguntarse cuál fue la razón por la que el Instituto Nacional de Parques retiró a la Guardia Nacional del territorio en cuestión,también es natural indagar sobre la reacción que tuvo el Ministerio del Ambiente, la autoridad local, municipal, estadal, y nacional ante esta situación. Comenta el cronista González Guillén, que la razón esgrimida en el año 2000 respecto a la retirada de los funcionarios del parque, fue su envío a los puertos del país. Punto. De resto, nadie hizo nada. “Se hicieron los musiú“, señala Quiroga.
Sin embargo, en 2008, Inparques dio una respuesta y se comprometió a cumplir un “proyecto de recuperación, desarrollo y adecuación de los cuatro parques de recreación de Caricuao“, pero hasta ahora, nada se ha hecho al respecto, a pesar de la insistencia de la comunidad por rescatar su pulmón vegetal. En 2012, la presidenta de esta institución, María Isabella Godoy, fue citada en dos oportunidades por la Subcomisión permanente de Recursos Naturales de la Asamblea Nacional para tratar el tema, pero no se presentó nunca.
“Esa actitud para mí es una incógnita“, refiere el cronista González Guillén. Maribel García, miembro de la Red Ambientalista de Caricuao, maneja la hipótesis de que quizás la falta de respuestas por parte de las instituciones pertinentes tengan un móvil político. “Tiene que ser que los invasores guardan relaciones con la gente que está en el poder, y por eso no nos atienden. No tengo pruebas de ello, pero no es descabellado pensarlo“, comenta.
4. Secretos en la montaña
Lejos del ajetreo de la urbe, en el Parque Universal de la Paz prolifera el silencio y la soledad. Como es natural en esta ciudad asolada por la delincuencia, un lugar tan grande y tan deshabitado, debe tener su historial penal, suposición que se corrobora a pocos metros de la entrada del espacio, donde se empiezan a atisbar varios carros quemados entre la plantas. “Acá traen los carros robados y los queman para no dejar evidencia“, comenta Maribel García. “También hacen brujería. Tú sabes que Venezuela es mágica y los habitantes son mágicos. Acá, en toda la montaña, hacen santería. Sobre todo por estos rituales de Sartenejas“, prosigue. Cuando se le pregunta si se han registrado homicidios en la zona, responde: “oficialmente, no lo sé, pero yo creo que sí. Todo eso se sabe acá. Esta montaña es mágica y guarda muchos secretos“.
5. ¡Invasores!
Actualmente, el problema de las invasiones en las orillas de los parques de Caricuao, es dramática. Según el ambientalista González Guillén, la mayor amenaza del Parque Universal de la Paz, es la conurbación, el crecimiento demográfico. “La gente ha construido en sitios indebidos, arriesgando su vida y dañando el ecosistema. No se puede ocupar espacio sin estudiar el territorio, eso está establecido en la constitución“, sentencia este cronista que ha elaborado los planos de los territorios en discusión.
Con el objetivo de ponerle fin a esta problemática, largamente denunciada por los ambientalistas de Caricuao, se crearon tres mesas de trabajo en la Subcomisión del Ambiente de la Asamblea Nacional, dirigida por el diputado José Gregorio Hernández. El pasado miércoles, 22 de octubre, tuvo lugar la tercera reunión, donde se discutió sobre la problemática de las invasiones desde el punto de vista humano y ecológico. Según el presidente de la Fundación Gran Cacique Caricuao, en la parroquia hay 3.500 damnificados y 17.544 beneficiados por la Gran Misión Vivienda. Maribel García, miembro de la Red de Ambientalistas de Caricuao, señaló que unos invasores habían creado viviendas informales en terrenos del parque, argumentando que eran parte de la Gran Misión Vivienda, dato que luego fue desmentido por los trabajadores de este programa. Las reuniones de la subcomisión de Ambiente de la AN, se prolongarán en los meses que vienen. Propuestas claras no se han escuchado todavía. La última sesión se vio copada por debates políticos. Mientras tanto, el parque sigue esperando respuestas.
INFO/ http://elestimulo.com/blog/parque-universal-de-la-paz-esta-en-peligro-de-extincion/
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