viernes, 27 de febrero de 2009

NOTICIAS CARICUAO


Caracas, Jueves 27 de Febrero, 2009


La Jefatura queda en un banquito


En Caricuao no hay oficinas para hacer la fe de vida y la carta de buena conducta
Los trabajadores llenan las actas a mano y se apoyan en el banco a la salida del Metro de Caricuao. A Jasmín González le quitaron el escritorio que usó durante los últimos 28 años en la jefatura civil de Caricuao. Ahora, su mesa de trabajo es un banquito que está afuera de la estación del metro de este sector. Tampoco tiene computadora, o baño, ni paredes ni techo. Si llueve debe salir corriendo para no mojarse. Detrás, sólo tiene un monte de esos que no cortan nunca y que alrededor sólo tiene más y más zancudos. Sin embargo, ella y los 24 trabajadores fijos que fueron desalojados de la sede de la jefatura civil de Caricuao intentan seguir trabajando. El problema de la jefatura civil empezó el 20 de noviembre, cuando Juan Barreto realizó la transferencia a la Alcaldía de Libertador. Además, cuando Jorge Rodríguez asumió su gestión decretó que los jefes civiles serían nombrados registradores municipales. Pero el alcalde Antonio Ledezma revocó la resolución en la cual la competencia de las jefaturas, sus bienes y su personal pasaban a manos de Libertador. Ahora, la realidad es que la sede de la antigua jefatura se llama registro parroquial y sus trabajadores fueron expulsados porque son de la Alcaldía Mayor. La única que quedó adentro fue la antigua jefa civil -ahora registradora-. Ni Jasmín González, que era su secretaria, se salvó de ser echada. Asdrúbal Ramos, quien tenía 17 años trabajando en la jefatura, también fue desalojado. Su otro cargo de coordinador de la Misión Ribas no evitó que le negaran la entrada en donde trabajó. Desde diciembre optó por ir con sus compañeros a los bancos de la estación de metro de Caricuao que están justo enfrente de la parada de las camioneticas que van hacia la antigua jefatura. Allí pescan a los vecinos que necesitan tramitar su fe de vida, su carta de residencia o de buena conducta y les comentan que desde los bancos prestan sus servicios. "Yo no puedo creer hasta dónde ha llegado este país. Tenía que sacar mi fe de vida para cobrar la pensión y una amiga me dijo que estaban trabajando aquí. Es insólito, es una falta de respeto con los trabajadores y con el público", dijo Isabel Pérez, vecina de Caricuao. Los trabajadores de la jefatura cambiaron las computadoras por el bolígrafo. Ahora cada una de las actas las llenan a mano. En vez de hacer entre 90 y 100 diarias, como el año pasado, escriben entre 40 y 50. "Me desalojaron de mi casa, porque yo pasaba más tiempo en el trabajo que en mi propia casa. Ahora estoy en medio de la calle, en un lugar sin baño. Yo pensaba jubilarme y salir por la puerta grande. No estar en esta situación", denunció González. Elinor Burguillos, quien tenía 23 años de servicio, llenaba otra fe de vida. A un lado tenía su cartera y adentro estaba la tinta para plasmar las huellas. Carmen Savedra, del departamento de Permisología, guardaba bajo sus piernas algunas carpetas. Sólo hasta las 12:00 p.m.: Ese es su nuevo horario. Sin baño, sin techo, sin paredes, sólo pueden trabajar hasta mediodía.
Paulimar RodríguezEL UNIVERSAL




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